1 Hace mucho tiempo que no damos una vuelta por Paris. En la presentación adjunta se muestra una serie de fotografias en formato panorámico de la capital francesa, al tiempo que oímos a Simon & Garfunkel en una de sus más famosas canciones: Los sonidos del Silencio. Canción que mañana 19 de febrero cumple los 47 años en que fue compuesta por Paul Simon. ((Paris panorámico.pps))
2 Hoy conocemos el origen de la palabra: Fútbol
Se ha dicho que el fútbol reemplaza en el mundo moderno las rudas competencias de los caballeros medievales. Este deporte, nacido en la Inglaterra del siglo XIX y rápidamente difundido en el mundo entero, tomó su nombre de las palabras inglesas foot (pie) y ball (pelota), dos vocablos cuyos orígenes pueden ser rastreados muy lejos.
En efecto, foot proviene de las raíces pod- y ped- de las lenguas prehistóricas indoeuropeas, que también dieron lugar al vocablo griego pous (pie), del cual se derivaron palabras como ‘trípode’, ‘podio’ y ‘antípoda’. También provienen de esas raíces la voz sánscrita padas (pie) y la lituana pedà (paso) pero, desde el punto de vista de nuestra lengua, su derivación más importante ha resultado el latín pedes (pie), que dio lugar a incontables palabras castellanas, tales como ‘pedicuro’, ‘peón’, ‘pedal’, ‘velocípedo’.
Ball, por su parte, proviene del griego ballein, que significaba ‘arrojar’.
La palabra fútbol fue rechazada inicialmente por los puristas que, considerándola un anglicismo, intentaron imponer balompié, en realidad, un calco semántico de la palabra inglesa. Balompié apareció por primera vez en el Diccionario académico en 1927, con una definición en la que se evitaba cuidadosamente football:
Juego parecido al del balón, del cual se diferencia en que la pelota o balón se juega con el pie.
Sin embargo, en sus últimas ediciones, el Diccionario remite directamente a ‘fútbol’, reconociendo así esta última como preferible.
3 Nos despedimos con una frase del recientemente fallecido Jose Saramago, escritor hispano-luso, premio Nobel de Literatura en 1998
“Vamos hacia los quinientos canales de TV, y ¿para qué sirven? Para que la gente no cuestione el poder.”